Me presento


Eso, como título, no está mal. Si tengo que ser sincera, yo le habría puesto otro. Algo así como "Hola. Me llamo Irene"... Bueno, puede que ese no. Me llevaría un buen rato pensarle un buen título y otro buen rato buscar una manera de empezar, que creo que es mi gran problema. Pero, puestos a inventar y a ser original, haré lo que dijo mi profesor de Comunicación Oral y Escrita (Pepe Sánchez) que NO hiciéramos. Empezar la presentación como todos lo harían:

Hola, me llamo Irene. Tengo 18 años y estudio en la Universidad de Coruña. Soy de Porriño, allá de camino entre Vigo y la frontera con Portugal, y, aunque podría haberme ido a estudiar a Pontevedra, escogí Coruña porque estaba más lejos... pero no lo suficiente. Desde siempre me ha gustado la animación y el cine, por eso pensé que Comunicación Audiovisual era mi carrera. Aún lo estoy averiguando. Otras opciones que tenía era Telecomunicaciones o Informática, Traducción e Interpretación, Turismo o Psicología, pero... las fui descartando porque, como aficiones no están mal, meros pasatiempos, pequeños intereses, pero no son carreras a las que me gustaría dedicarme profesionalmente. Y aquí estoy, presentándome como trabajo para la clase de Comunicación Oral y Escrita.

Sé que describirme físicamente no tiene demasiado sentido, pero es mucho más fácil que darme a conocer. Mucho más fácil. Tampoco es que sepa demasiado cómo describirme. Pelo rizado y castaño, ojos verde-grisáceo, piel clara y mediana estatura. Delgada, sin extremos. Pocas veces uso las gafas ya que las mías no me gustan. Y hasta aquí puedo contar sin caer en demasiadas subjetividades.
Podría decir, además, cómo soy de personalidad. Alguna vez lo he intentado, pero no soy capaz. Se me escapan los adjetivos y no tengo las palabras demasiado claras para hacerlo. Sin embargo, puedo intentarlo hablando de lo que me gusta y de lo que no me gusta. Quizás no sea demasiado interesante (quien sabe), pero intentaré explicarme lo mejor posible, para que entendáis por qué intentaré describirme por medio de mis gustos. A veces las aficiones hablan más de uno mismo que lo que podamos decir al respecto.

No voy a hablar de mis grandes pasiones, como el cómic o la animación japonesa (manga y anime), la música o el cine. No voy a hablar de mis tres años de japonés ni de mis ganas por aprender a tocar la guitarra o a manejar una cámara réflex. Tampoco voy a hablar de mi amor por los perros, gatos y, especialmente, los lobos. Ni de mi interés por la informática y los videojuegos tipo rol como el Final Fantasy o The Legend of Zelda. No, no voy a hablar de eso. Hablaré de esas pequeñas cosas que me hacen sonreír o llorar.

Me gusta... caminar por la calle Príncipe, en Vigo, y empezar a sentir el olor a gofres tan característico. Sentarse al borde del mar y sentir esa brisa en la cara. Pasear acompañada de música, buena compañía y buena conversación, únicamente por el placer de dar un paseo que pueda durar horas. Ir por la calle y escuchar una conversación entre un niño y su madre. Y sonreír y pensar "bendita inocencia". Escapar de la gente y buscar un sitio tranquilo, un lugar dónde disfrutar de la soledad o de un buen libro. Porque a veces me gusta estar sola. Son cosas que me hacen sentir bien.

Me gustan las cosas de las que nadie habla y que muy poca gente conoce. Las cosas que no encuentras en cualquier sitio como un grupo de música determinado o una película en concreto. Un libro pasado de moda o que nadie leyó o una serie que nadie vio. Leer un libro e ir anotando cosas, frases que me impactaron e ideas que surgen leyendo el libro, aunque luego no las vuelva a pensar en la vida. Me gusta el sonido de las gaviotas y el olor a hierba mojada después de mucho tiempo sin una gota de lluvia. También la hierba recién cortada. ¡Ah! Y me gusta que me sorprendan con pequeñas cosas inesperadas. Que una persona especial me visite sin avisar o encontrarme con alguien a quien aprecio por la calle por simple coincidencia.

También puedo decir de mí que me gustan las personas que, aunque hablen por los codos, te saludan con una sonrisa. Que escuchan. Quizás no sepan escuchar, pero yo tampoco soy la más indicada para hablar. Admiro a esa persona que tiene el valor de vestir sin pensar en la opinión de los demás, en el qué dirán, y me encantan aquellos que saben expresarse de forma oral, ya que a mí se me da bastante mal. También admiro a la gente que no tiene miedo a expresar cómo se siente ni a enfrentarse a los problemas. Que tienen el valor suficiente para seguir adelante, pase lo que pase, y que nunca se rinden, y la gente que te da lecciones de vida con cada palabra. Eso, en mi opinión, ya no es una "pequeña cosa" que me hace sonreír. Y aunque parezca que me gusta la gente, casi toda la gente, en realidad odio estar rodeada de gente. Odio las playas en verano y las grandes masas de gente. Quizás porque, entre tanta gente, me pierdo. Y si me pierdo, me cuesta ver más allá de lo que está enfrente de mis ojos. Aunque a veces perderse no está tan mal.

Podría seguir hablando de las cosas que me gustan, de eso que me hace sonreír. Pero también dije que hablaría sobre lo que me hace llorar... Esta presentación me hace llorar, es demasiado mala. Pero yo lo intento, porque tampoco tengo nada que perder y porque, si algo me gusta, es escribir. Escribir pensamientos sin sentido, sí, pero escribir. No sé hacer literatura, no sé hacer críticas ni poesías. Ni ensayos, ni columnas, y nunca probé con el teatro, pero no sé si se me daría lo suficientemente bien. Solo escribo pensamientos, cosas que cualquiera pensaría o que ya pensó pero nunca escribió. Cosas que puede pensar cualquiera, cualquier día, a cualquier hora, en cualquier momento. Cosas que pienso cuando estoy sola. Pequeñas cosas.

Debo reconocer que, después de todo esto que he soltado y si tengo que ser sincera, no sé presentarme. Se me da mal describir a la gente, no sé decirles cómo son. Y mucho menos decirle a alguien cómo soy yo misma. Pasen, entren en mi vida y juzguen. Yo, desde luego, no diré nada.

(Y, sin embargo, las palabras dicen mucho)


1 comentario:

Miel dijo...

sigo pensando que no se porque piensas, que, por que tus escritos se compongan básicamente de pensamientos y ideas sueltas, quiera decir, que no sabes escribir, o que, no son buenos, o, mas buenos que otros, porque escribir así como lo haces tu es mucho más complejo que escribir un cuento, porque que alguien lea tus sentimientos y sea capaz de sumergirse en ellos y sentirlos, tiene merito. (Disculpa que hiciera mas incapie en este pequeño detalle )



Y respecto a tu forma de presentarte, tu misma lo dices al final, las palabras dicen mucho.

(P.D: que tal tu vida coruñesa?)

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