sin espacio para respirar.
A un paso entre la vida
y la muerte.
Sin luz, sin esperanza
vivió así, durante unos años.
Hasta que la muerte
le encontró.
En un callejón oscuro
fue perseguido sin más.
Sin una razón para vivir
fue atrapado.
Su vida se derrumbaba
hasta que fue abandonado.
En soledad, con crueldad.
Muerte segura.
Y así lo dejó todo atrás.
Sin que a nadie le importara
Sin que nada tuviera importancia.
Se fue.
Y, para no volver,
dejó un recuerdo.
En la oscuridad del bosque,
ella vive con su memoria.
Y jura que nunca lo olvidará.
Una poesía de recuerdo. Irene
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