Hace cinco años que no escribía una carta con boligrafo y papel. He pensado en escribirte aún ahora contándote lo que ha pasado desde que te vi la última vez. A las pocas semanas de que aparecieras por aquí, Tim recibió una donación anónima, un donativo con el que consiguió lo que las aseguradoras no le daban: tiempo. Tiempo para volver a casa, tiempo para pasarlo con su hijo, tiempo para decir adiós. He aprendido algo del tiempo, ya sean aquellas dos primeras semanas que pasé contigo o los dos últimos meses que pasé con él, que al final el tiempo siempre pasa. No sé en qué parte del mundo puedes estar, John. Entiendo que hace mucho perdí el derecho a saber esas cosas. Pero pasen los años que pasen, hay algo que tengo más claro que nunca.
Nos vemos pronto.
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