Despues de mucho tiempo sin actualizar, vuelvo a hacerlo. Esta vez creo que es una necesidad mía, una intención de desahogarme y de razonar para mí misma. Pero, antes de nada, quizás debería poner unos antecedentes.
Nunca he tenido nada sobre lo que escribir. Mi vida no es gran cosa y nunca ha sido muy interesante. No soy especialista en realmente nada, por lo que no hay nada de lo que pueda hablar y no hay muchas cosas que, en este momento, me motiven demasiado. Nunca he tenido una razón para escribir, solo puro aburrimiento, y no creo que un día y una conversación vayan a cambiar esa costumbre, pero... esto es algo que me ha chocado. Y... ¿por qué no? Voy a compartirlo.
Tengo 16 años y voy en 1º de Bachillerato, ¿vale? No soy una alumna especialmente aplicada, no me gusta estudiar pero tampoco saco muy malas notas (algunas bastante buenas, todo hay que decirlo). ¿Para qué estudio? Supongo que, como todos, para intentar alcanzar algo en un futuro. Creo que ya no lo sé. Una de mis asignaturas favoritas es Filosofía, simplemente me encanta analizar la forma de pensar de la gente, de actuar, saber como pensaban antes y por qué hay esta conciencia mundial. Es una de mis asignaturas favoritas, sí, pero a veces me deja tocada. Sobre todo cuando me senté con cierta persona.
Deciros que no tengo nada en contra de la persona de la que hablo. Esa persona tampoco es un alumno ejemplar, es más bien vago y es de esas personas que van al instituto para pasar el rato, y no para estudiar. Es algo que tiene claro. Nunca hace un examen ni hace los ejercicios ni toma apuntes. Sus notas no suben del 2, en la mayoría de los casos porque entrega los examenes en blanco. Y no es porque le parezca difícil o no sea capaz. Simplemente, no quiere. Creo que es una persona inteligente, solo que es idiota. Siempre he pensado que, si tan solo se esforzara un poco, lograría sacar buena nota o, al menos, aprobar. Solo con esforzarse un poco, pero le da igual.
Tambien he de decir que esto siempre fue algo que me intrigó. ¿Por qué desperdiciar el tiempo de esa manera? Horas de clase y de examenes que no le están sirviendo para nada. ¿De qué le sirve estar en el instituto? Ya que está matriclado y va a clase, podría hacer algo, podría intentarlo. Nunca conocí a una persona tan... "pasota", y nunca lo entendí tanto como hasta ahora. Tuve la oportunidad, me lancé. Aproveché que mi compañera de mesa no estaba y que el profesor de Filosofía puso a este chico a mi lado para que dejara de hablar y le pregunté. Le pregunté por qué no estudiaba, si no había nada que quisera ser, si no tenía ningunas expectativas para el futuro. Y lo peor fue que su respuesta fue contundente. Se encogió de hombros, como suele hacer, y dijo: "¿Para qué? ¿De qué te va a servir estudiar? No hay materias primas, no hay trabajo, no hay futuro, no hay nada". Me pareció una manera pesimista de ver las cosas. Y, sinceramente, me produjo escalofríos. Pero yo no me doy por vencida con tanta facilidad. Me da pena que alguien desperdicie así su vida, por eso me propuse intentarlo. ¿Acaso pensaba que eso no podía cambiar? ¿Que el mundo no iba a cambiar? ¿Que el país no podía mejorar? Y su respuesta me hirió, me dejo sin palabras. "No creo, nada va a cambiar", convencido, claro.
Me quedé callada y, hablando claro, jodida. Porque, aunque no me quiera dar por vencida y aunque no lo vaya a reconocer, tiene razón. Al menos en parte. Aunque no quiera creerlo. Y por muchas vueltas que le dé, no sé como quitarme esas palabras de la cabeza, esa forma de pensar, ese pesimismo. Esa certeza, como una flecha clavada en mi mente. Si eso fuera cierto, si por alguna razón fuera cierto... ¿Para qué estudiamos? ¿De qué nos sirve? Yo estudio porque quiero hacer algo que me guste, porque quiero llegar a ser algo. Pero el éxito en si es cuestión de suerte. Entonces... ¿De qué me sirve? No he perdido la motivación, pero... no sé como tomarmelo. Esas palabras, esas ideas. Una mente, hasta cierto punto, brillante tremendamente desperdiciada. Y no supe qué decirle, ninguna palabra para refutar lo que dijo. Que conste que aun las sigo buscando, pero, simplemente, no las encuentro.
Una serie de reflexiones que me gustaría compartir con alguien. Sé que nadie lo va a leer... o al menos no está en mis expectativas. Me gustaría que alguien me diera alguna idea. No es que quiera implicarme personalmente con alguien, solo pretendo resolver mi propia duda y quedar con la conciencia tranquila porque sé que en algun momento, como le dé muchas vueltas a esto, seré capaz de mandar los estudios "a la mierda" y darlo todo por perdido como algunos ya han hecho.
Mensajes, palabras y canciones que llenan mi mente. Y un conjunto de cosas.
Perdona pero...
Bueno, antes de todo quiero decir que nada de lo que escriba a continuación es produccion mía. Es de Federico Moccia, de su libro "Perdona pero quiero casarme contigo" de la Editorial Planeta Internacional.
© Federico Moccia, 2009
© por la traduccion, Patricia Orts, 2010
© Editorial Planeta, S.A., 2010
Con los años, todos se vuelve más difíciil. Nuevos compromisos, otros conocidos, ritmos diferentes. Y a veces uno tiene la impresión de que se ha perdido, de que no ha dado la importancia adecuada a las relaciones.
Pero él ignora la verdad, como a menudo sucede con muchos de los que viven a nuestro lado y son amables con nosotros. Jamás sabremos por qué lo son, y qué es lo que sienten en el fondo.
¿Por qué a la gente le gusta hacerse tanto daño? ¿Por qué no consiguen alcanzar el equilibrio por sí solos? Si has dejado de querer a una persona, debes decírselo claramente, no puedes tenerla pendiente de un hilo porque tú no te sientes seguro. ¿Qué crees que puede sucederte? Déjala... El resto es vida. Se sigue adelante... Adelante.
Ella no lo mira. Se limita a esbozar una sonrisa. Amarga. Distante. Quizá decepcionada. A continuación abre la puerta de un mueble y coloca un cazo en su sitio. Así es. Hay instantes en que todo parece posible y todo puede cambiar. En que todo está al alcance de la mano. Fácil y bonito. Pero de repente llega la duda, el miedo a equivocarse y a no haber entendido bien lo que el corazón siente de verdad. Y puf. Nada. Una promesa fallida.
Se avergüenza por un instante. No le va de mentirse tambien a sí mismo, cosa que sabe hacer a la perfección. De manera que permanece así, con un vacío repentino e inmenso en su interior. Con la sensación de haber perdido para siempre a esa persona. Una certeza, una seguridad, ese conjunto de cosas que lo hacían sentirse único, por encima de todo, casi inmortal.
Luego lo mira. Bien. ¿Por qué he dicho que estoy bien? No tenía ganas de hablar. No me apetece contar mis cosas, escucho a todo el mundo pero nunca tengo el valor suficiente para expresar mis sentimientos. Qué coñazo. No, así no va bien. Tengo que ser capaz de decírselo, de admitirlo, a mí misma y a los demás. Debo decirlo.
[...]
-Es irremediable, a veces somos incapaces de hablar y eso no hace sino aumentar nuestro dolor. El verdadero problema es que no conseguimos admitir nuestro fracaso, y no un fracaso concreto. Poco importa de qué tipo sea; la imposibilidad de contarlo nos impide comprenderlo de verdad, afrontarlo, resolverlo y analizarlo...
© Federico Moccia, 2009
© por la traduccion, Patricia Orts, 2010
© Editorial Planeta, S.A., 2010
Con los años, todos se vuelve más difíciil. Nuevos compromisos, otros conocidos, ritmos diferentes. Y a veces uno tiene la impresión de que se ha perdido, de que no ha dado la importancia adecuada a las relaciones.
Pero él ignora la verdad, como a menudo sucede con muchos de los que viven a nuestro lado y son amables con nosotros. Jamás sabremos por qué lo son, y qué es lo que sienten en el fondo.
¿Por qué a la gente le gusta hacerse tanto daño? ¿Por qué no consiguen alcanzar el equilibrio por sí solos? Si has dejado de querer a una persona, debes decírselo claramente, no puedes tenerla pendiente de un hilo porque tú no te sientes seguro. ¿Qué crees que puede sucederte? Déjala... El resto es vida. Se sigue adelante... Adelante.
Ella no lo mira. Se limita a esbozar una sonrisa. Amarga. Distante. Quizá decepcionada. A continuación abre la puerta de un mueble y coloca un cazo en su sitio. Así es. Hay instantes en que todo parece posible y todo puede cambiar. En que todo está al alcance de la mano. Fácil y bonito. Pero de repente llega la duda, el miedo a equivocarse y a no haber entendido bien lo que el corazón siente de verdad. Y puf. Nada. Una promesa fallida.
Se avergüenza por un instante. No le va de mentirse tambien a sí mismo, cosa que sabe hacer a la perfección. De manera que permanece así, con un vacío repentino e inmenso en su interior. Con la sensación de haber perdido para siempre a esa persona. Una certeza, una seguridad, ese conjunto de cosas que lo hacían sentirse único, por encima de todo, casi inmortal.
Luego lo mira. Bien. ¿Por qué he dicho que estoy bien? No tenía ganas de hablar. No me apetece contar mis cosas, escucho a todo el mundo pero nunca tengo el valor suficiente para expresar mis sentimientos. Qué coñazo. No, así no va bien. Tengo que ser capaz de decírselo, de admitirlo, a mí misma y a los demás. Debo decirlo.
[...]
-Es irremediable, a veces somos incapaces de hablar y eso no hace sino aumentar nuestro dolor. El verdadero problema es que no conseguimos admitir nuestro fracaso, y no un fracaso concreto. Poco importa de qué tipo sea; la imposibilidad de contarlo nos impide comprenderlo de verdad, afrontarlo, resolverlo y analizarlo...
Queda Prohibido
Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber que hacer,
tener miedo a tus recuerdos.
Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.
Queda prohibido no demostrar tu amor,
hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.
Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles solo cuando los necesitas.
Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.
Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
no creer en Dios y hacer tu destino,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada día como si fuera un ultimo suspiro.
Queda prohibido echar a alguien de menos sin
alegrarte, olvidar sus ojos, su risa,
todo porque sus caminos han dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo con su presente.
Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen mas que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.
Queda prohibido no crear tu historia, no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.
Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.
Pablo Neruda
levantarte un día sin saber que hacer,
tener miedo a tus recuerdos.
Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.
Queda prohibido no demostrar tu amor,
hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.
Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles solo cuando los necesitas.
Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.
Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
no creer en Dios y hacer tu destino,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada día como si fuera un ultimo suspiro.
Queda prohibido echar a alguien de menos sin
alegrarte, olvidar sus ojos, su risa,
todo porque sus caminos han dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo con su presente.
Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen mas que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.
Queda prohibido no crear tu historia, no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.
Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.
Pablo Neruda
Tierra y mar... Algún día te cuento por que
El mar le cantaba una nana a la playa cuando ella se sentó sobre la arena, flexionando las rodillas para abrazarlas con sus manos. La arena estaba fría bajo su piel. Cuando empezaba a estremecerse, unos brazos cálidos le rodearon y acunaron su frágil cuerpo.
-¿Estás bien?
Sabía que le iba a preguntar eso. Y también que le iba a mentir.
-Sí -musitó-. ¿Sabes? Creo que el mar ama a la tierra. Le abraza eternamente, y le susurra canciones al oído. Creo que está enamorado de ella.
Una sonrisa furtiva afloró por los labios del chico. Sí, eso hacía el mar.
-Tienes razón. Pero sin embargo, la tierra no comparte ese sentimiento -murmuró con voz aterciopelada, mientras respiraba el aroma de sus cabellos.
Su amiga negó con la cabeza de forma casi imperceptible, pero él lo notó, pues tenía la mejilla apoyada en ella
-¿Cómo sabes que no le corresponde?-pregunto ella
-¿Alguna vez has visto a la tierra molestarse por devolverle el beso? ¿Moverse para acariciarle? Ella le rechaza continuamente con su silencio, a pesar de que él siempre estuvo a su lado
Al principio no supo qué contestar, pero su mente se envaró cuando él volvió a acunarle sobre su pecho con suavidad.
-¿Y cómo puedes estar seguro de que no lo intenta? ¿Cómo puedes saber si ella no deja de pensar en él, si a cada minuto que pasa sufre un dolor desgarrador por no poder abrazarle? Tal vez piensa que no es suficiente para él. Tal vez intenta con todas sus fuerzas besarle, decírselo, hacer algo. Tal vez cree que es más fácil dejarse acariciar. Pero no puedes asegurar que ella no tenga su canción en el corazón, no puedes afirmar que no le ama. Porque lo cierto es que le ama locamente, así ama la tierra al mar.
Los brazos de su amigo le apretaron un poco más contra sí, para que no se diera cuenta de que estaba llorando detrás de su prolongado silencio. Pero le conocía demasiado bien.
-Entonces... -dijo con un hilo de su voz rota- ¿Por qué no hace nada? ¿Por qué deja que él se embargue en la tristeza de la incertidumbre, en la melancolía de su fracaso?
-Puede que... ella tema perderlo. Puede que, ante esa perspectiva, la tierra prefiera conformarse con escuchar su canción todas las noches. Puede que se conforme con ser abrazada aunque se muera por abrazarle. Puede que crea que eso es mil veces mejor que nada.
En ese momento, el abrazo se hizo más intenso, pero no era opresivo, ni agobiante. Era dulce, más dulce que cualquier otra cosa.
-Ella jamás lo perderá. Yo no puedo alejarme de ti. Es imposible que el mar se aleje de la tierra.Sonrieron abiertamente. Porque, para entonces, ni un terremoto ni una ola gigante podrían deshacer ese abrazo
-¿Estás bien?
Sabía que le iba a preguntar eso. Y también que le iba a mentir.
-Sí -musitó-. ¿Sabes? Creo que el mar ama a la tierra. Le abraza eternamente, y le susurra canciones al oído. Creo que está enamorado de ella.
Una sonrisa furtiva afloró por los labios del chico. Sí, eso hacía el mar.
-Tienes razón. Pero sin embargo, la tierra no comparte ese sentimiento -murmuró con voz aterciopelada, mientras respiraba el aroma de sus cabellos.
Su amiga negó con la cabeza de forma casi imperceptible, pero él lo notó, pues tenía la mejilla apoyada en ella
-¿Cómo sabes que no le corresponde?-pregunto ella
-¿Alguna vez has visto a la tierra molestarse por devolverle el beso? ¿Moverse para acariciarle? Ella le rechaza continuamente con su silencio, a pesar de que él siempre estuvo a su lado
Al principio no supo qué contestar, pero su mente se envaró cuando él volvió a acunarle sobre su pecho con suavidad.
-¿Y cómo puedes estar seguro de que no lo intenta? ¿Cómo puedes saber si ella no deja de pensar en él, si a cada minuto que pasa sufre un dolor desgarrador por no poder abrazarle? Tal vez piensa que no es suficiente para él. Tal vez intenta con todas sus fuerzas besarle, decírselo, hacer algo. Tal vez cree que es más fácil dejarse acariciar. Pero no puedes asegurar que ella no tenga su canción en el corazón, no puedes afirmar que no le ama. Porque lo cierto es que le ama locamente, así ama la tierra al mar.
Los brazos de su amigo le apretaron un poco más contra sí, para que no se diera cuenta de que estaba llorando detrás de su prolongado silencio. Pero le conocía demasiado bien.
-Entonces... -dijo con un hilo de su voz rota- ¿Por qué no hace nada? ¿Por qué deja que él se embargue en la tristeza de la incertidumbre, en la melancolía de su fracaso?
-Puede que... ella tema perderlo. Puede que, ante esa perspectiva, la tierra prefiera conformarse con escuchar su canción todas las noches. Puede que se conforme con ser abrazada aunque se muera por abrazarle. Puede que crea que eso es mil veces mejor que nada.
En ese momento, el abrazo se hizo más intenso, pero no era opresivo, ni agobiante. Era dulce, más dulce que cualquier otra cosa.
-Ella jamás lo perderá. Yo no puedo alejarme de ti. Es imposible que el mar se aleje de la tierra.Sonrieron abiertamente. Porque, para entonces, ni un terremoto ni una ola gigante podrían deshacer ese abrazo
¿Amigos?
Y ver como la gente se va quedando sola, por su propia voluntad, por su carácter. Se aislan, se alejan, buscan la felicidad donde está claro que no la van a encontrar. Buscan y no encuentran.
Y sus mentes egoístas hacen que los que le rodean se vayan quedando, cada vez, un poco más solos, con un pedacito menos... Solo diciendo que no y negándose a compartir la amistad. Porque la amistad no es solo compartir las risas, no es solo fingir estar contentos, riendose de todo y de todos, no es solo dibujar una falsa sonrisa y regalarla... Porque los amigos no quieren falsas sonrisas. Un amigo está ahí para compartir los problemas, para reirse contigo de las tonterías que cometes y para ayudarte a seguir caminando, sin mirar atrás. Siendo un apoyo y a la vez un desahogo.
... Porque cuanto más apoyo necesitas, es cuando la gente está más ocupada en pensar en sus propias cosas, cuando "no tienen tiempo" para preocuparse por ti... Cuando ni siquiera te piensan. Porque cuanto más necesitas una sonrisa, menos gente te la regala. Porque cuanto más necesitas que te saquen a flote, menos amigos están ahí para hacerte sonreír.
Y sus mentes egoístas hacen que los que le rodean se vayan quedando, cada vez, un poco más solos, con un pedacito menos... Solo diciendo que no y negándose a compartir la amistad. Porque la amistad no es solo compartir las risas, no es solo fingir estar contentos, riendose de todo y de todos, no es solo dibujar una falsa sonrisa y regalarla... Porque los amigos no quieren falsas sonrisas. Un amigo está ahí para compartir los problemas, para reirse contigo de las tonterías que cometes y para ayudarte a seguir caminando, sin mirar atrás. Siendo un apoyo y a la vez un desahogo.
... Porque cuanto más apoyo necesitas, es cuando la gente está más ocupada en pensar en sus propias cosas, cuando "no tienen tiempo" para preocuparse por ti... Cuando ni siquiera te piensan. Porque cuanto más necesitas una sonrisa, menos gente te la regala. Porque cuanto más necesitas que te saquen a flote, menos amigos están ahí para hacerte sonreír.
Pensamientos
Si, eso, esos pensamientos que ahora hacen daño. Esos pensamientos que hacen que te pongas en lo peor. Hipótesis.
Y, cuando todo se vuelve confuso, mejor dejar de pensarlo y olvidarse los problemas con dos copitas de alcohol y algo de fiesta.
Y, cuando todo se vuelve confuso, mejor dejar de pensarlo y olvidarse los problemas con dos copitas de alcohol y algo de fiesta.
¿Sabes?
Aunque hago todo lo posible por olvidarte, aunque intento no acordarme de ti, siempre hay alguien que, indirectamente, "fastidia" mi pequeña felicidad. Hace que piense en ti, que me acuerde de ti... me recuerda lo estúpida que fui en aquel entonces. ¿Que pensaste? ¿Qué pensabas cuando estabas conmigo? ¿Que pensabas cuando me besabas, cuando me tocabas, cuando te reias conmigo?
¿Sabes? Me acuerdo de ti y de tus palabras bonitas... y, lo peor, te echo de menos. No quiero admitirlo, pero fuiste especial, aunque no leas esto... Fuiste especial, y no voy a poder olvidarte.
Pero me tomaré lo nuestro como un error del que aprender y con el que, espero, haberme hecho algo más... sabia. Tomarme las cosas con calma y saber dar consejos. Porque fue un error, y de los errores se aprende. Empezaré a saborear cada pequeño momento que pase al lado de alguien, porque las prisas son malas, lo sé. Ahora lo sé.
Te echaré de menos...
¿Sabes? Me acuerdo de ti y de tus palabras bonitas... y, lo peor, te echo de menos. No quiero admitirlo, pero fuiste especial, aunque no leas esto... Fuiste especial, y no voy a poder olvidarte.
Pero me tomaré lo nuestro como un error del que aprender y con el que, espero, haberme hecho algo más... sabia. Tomarme las cosas con calma y saber dar consejos. Porque fue un error, y de los errores se aprende. Empezaré a saborear cada pequeño momento que pase al lado de alguien, porque las prisas son malas, lo sé. Ahora lo sé.
Te echaré de menos...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)