¿Alguna vez has tenido
un secreto que no puedes contar a nadie? Uno de esos que nadie sabe y que ocultas cada noche y en cada pensamiento. Hay
mil motivos para guardar un secreto. Y pasarán años, y tú seguirás guardando ese secreto. Quizás te va la vida en ello. Y un día decides contarlo. ¿Qué tiene que tener esa persona? ¿Por qué es
especial? Una noche
te sinceras. No es un secreto especial, pero necesitas... una pequeña ayuda. ¿A quién se la pides? ¿Y por qué escoges a esa persona? Alguien que te ha demostrado que
confía en ti, y tú decides confiarle tu vida. Todas esas historias que fueron importantes, esas que has contado y, especialmente,
esa que no has contado. Y esa persona te ayuda y te aconseja. Que si tienes frío, no te quites el abrigo (
y con razón). Que olvides. Que sigas para adelante y no te pares en ningún momento. Que lo dejes todo atrás,
que te alejes. Que dejes de
esperar y de buscar.
Y tú no la ignoras. Dejas pasar el asunto. Te dices
"la próxima vez". Siempre la próxima vez. ¿Qué tiene de especial la próxima vez?
Ya veremos.
El doctor me recomienda que no me quite mi abrigo, que no esté ya más contigo.
(Lowell, gracias por confiar en mi)
1 comentario:
A ti, Ire.
Me das más crédito del que deberías, la verdad. Ya sabes que estoy aquí (aunque, últimamente, no tanto... lo siento.)
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