Ilusión, incertidumbre, alegría, emoción. Suelo escribir en mi blog
personal, pero hoy contaré esta historia aquí, pues la veo necesaria.
Concienciar, esperanzar, expresarme.
Hace un año desapareció
nuestro gato, Torako. Era un gato atigrado sin castrar, "de campo", muy
mimoso con la gente pero bastante guerrillero. Varias cicatrices de
pelea con otros gatos, heriditas y marcas. De vez en cuando se medía con
nuestra gata. Una vez llegó a casa con una herida sangrante y tan
tranquilamente empezó a comer, sin preocuparle nada. Ni le molestaba.
Era un gato que iba y venía cuando quería, pero siempre volvía... hasta
que un día no volvió. Pensamos que le había pasado algo, que lo había
atropellado un coche, que se había peleado con otro gato o que había
enfermado de repente. Y por eso no lo buscamos mucho. Si no volvió,
pensamos, ya no volvería.
Domingo, 31 de Enero de 2016. 12:51 La protectora
Lena Prote Animais
pasa un aviso de un gato atigrado, muy manso, muy parecido al nuestro a
unos 2-3kms de nuestra casa. ¿Podría ser él? La chica que daba el aviso
nos comentó que era un gato casero, se notaba que había tenido dueño. Y
cada vez empezamos a fijarnos más. En las fotos, en los detalles, los
bigotes, las patas. Todos los gatos atigrados pueden parecer iguales,
pero siempre hay algún detalle y este tenía muchas coincidencias.
Teníamos... que verlo. Teníamos que estar seguros, al menos, de que era
él.
Fuimos esa misma tarde por allí, pero no lo vimos. Sin embargo,
le dejé el transportín a la chica, por si podía cogerlo que lo
guardara. Cada vez estaba más convencida de que era nuestro gato. Un
año.
Esta misma mañana recibí una llamada. ¡Lo tenía! Media hora
después lo recogimos en su casa. Era él. Tenía que ser él. Solo tuve
que fijarme en una cosa: una pequeña marquita en la oreja, que él tenía.
Eso, el tamaño, el maullido... Todas las coincidencias. Torako, nos
vamos a casa.
La alegría y la emoción del momento... No lo puedo
describir. No voy a decir que durase poco (aun estoy emocionada, voy
cada 5 minutos a verle). Decidimos llevarlo al veterinario. Estaba en
los huesos y queríamos comprobar que estuviese bien, "sano" (dentro de
lo posible). Pero el problema con cualquier macho sin castrar que esté
en la calle es el mismo... Positivo. Positivo a FIV y leucemia felina
(lo de la leucemia no estoy segura, pero es altamente probable). Tenemos
un gato positivo. ¿Pero qué esperabamos? Sin castrar, con historial de
peleón y callejerito durante un año... Lo tenía todo. Incluso es posible
que se infectara antes de desaparecer, es muy posible. Tenía todas las
papeletas para tener alguna de esas dos enfermedades (o las dos). Mi
positivo. ¿Pero cómo te voy a dejar solo ahora que ya estás de vuelta?
Un positivo no es terminal ni es un leproso! Es mi gato, es mi positivo.
Lo quiero en casa, lo quiero conmigo, lo quiero cuidar y mimar y que
viva lo mejor que pueda.
Momento de bajón, momento de "qué
hacemos ahora?", momento de volvernos locas. De pensar. Tenemos otra
gata a la que queremos un montón, ¿y si no pueden estar juntos? ¿Y si la
gata también es positiva? ¿Y si..? Momento de informarse, de preguntar,
de sacarse un master en FIV y leucemia a través de internet. Momento de
pensar en todas las posibilidades. Momento de tomar decisiones. Momento
de esperar.
Mi gato ha aparecido tras estar un año
desaparecido. Es casi un milagro (para mi, es un milagro). Por eso
quiero aprovechar mi muro para pedirle a todos aquellos que perdieron a
sus animales, que no pierdan las esperanzas. Si mi gato pudo aparecer un
año después, otros también lo harán. Sé que no es lo habitual, pero los
milagros ocasionalmente existen. Y hoy he sido testigo de uno. Gracias, Eva Gey Lorenzo y a su suegra por alimentarlo durante días, por dar el aviso, por ser parte de este pequeño milagro. De verdad, muchas gracias.
Probablemente me hubiese evitado muchos disgustos de haber sabido más
cosas. Si le hubiese dado importancia a la castración en machos (y no
solo en hembras). Si lo hubiese buscado bien. Si no me hubiese quedado
con la idea de que "los gatos desaparecen". No, los gatos no
desaparecen. Los gatos se pierden. Por cualquier motivo, se pierden.
Ponle chip, una chapita, castralo, cuidalo y, si no vuelve, búscalo.
Desmitifiquemos el mito de que los gatos son independientes y saben
volver solos. A veces se pierden. No lo condenes a la calle. No cometas
el mismo error que he cometido yo.
Torako, te hemos echado mucho
de menos. I missed you so so much. Pero ya estás en casa. Rellenemos
esas costillitas, pasemos por el veterinario para castrarte, mejorate,
ponte bueno y luego ya veremos como nos enfrentaremos a esa enfermedad.
Eres un luchador, un tigre (Tora, en japonés). Creo que podrás luchar.